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Doce preguntas

  1. Tu acercamiento a la poesía responde a un camino. ¿Cómo lo definirías?

 

Nunca un camino recto. Ni siquiera sinuoso. No se trata de una vía directa hacia una llegada predecible. Más bien podría definirlo como un laberinto. Uno inescrutable, que se recorre salvando bifurcaciones, encrucijadas y algunos trechos complejos, sin poder admitir aún, que se ha llegado al corazón del mismo, donde la poesía todavía aguarda.   

 

2.¿Qué movió poéticamente a tu generación?

 

En realidad no tengo en cuenta esas cuestiones. Creo que la posibilidad de conquistar la experiencia poética y de que dos o tres versos recordables puedan aletear libres en el cielo de la poesía, desconoce, en mi caso en particular, cualquier tipo de motivación generacional.

 

3.¿Estabas cerca o lejos cuando las palabras se liberaban?

 

No sé a qué distancias hace referencia este interrogante. Voy a hacer una interpretación personal de la pregunta y diré que conseguir la libertad de las palabras resulta un tanto relativo.   No estamos cerca o lejos de su liberación, ya que en las contadas  oportunidades en que se logra librar a las palabras de sus ataduras para que “sean”, luego se las confina en una cárcel de papel a una condena a tinta perpetua.

 

4.¿Pensás que un poeta piensa en la forma cuando escribe?

 

Es difícil saber lo que piensa un poeta… creo que cada poeta ha de tener una opinión diferente acerca de ese tema. Cuando la inspiración desata su tormenta, las palabras se agrupan o dispersan, se niegan o revelan su intensidad,  se aferran a la tinta o huyen indefensas. Las que se atreven a quedarse haciendo equilibrio en el silencio, se acomodan en el poema con la audacia de su ritmo y su cadencia, casi caprichosamente, siguiendo el pulso que le impone la poesía. Lo que ocurre después, creo, es un juego de transformaciones entre el que escribe y lo escrito, que no modifica la esencia de lo dicho. Quizá para ser original. Quizá para darle un sello personal a su trabajo mediante la forma. En cualquier caso, citando a Hugo Mujica: “…es la copa vacía lo que permanece, no lo que vertimos en ella: la poesía, no el poema.”   

 

5.Hoy ¿Se puede innovar a pesar de las influencias del mundo actual?

 

ué significaría innovar…  Quiero dejar en claro que en el transcurrir de equinoccios y solsticios lo que prevalece es la poesía. Lo que nos queda desde la aurora de los tiempos es ella. Ha transitado y se ha escurrido por diferentes voces, épocas  y estilos, pero más allá de los hombres y mujeres que la han conquistado, nombres célebres que se han inscripto en los códices de la literatura, la poesía, tan antigua como innovadora, es un universo que se trasciende a si mismo más allá del poeta, sus tácticas  y estrategias.

 

6.¿Podrías brindarnos tu biografía lectora?

 

Muchos son los autores que han ocupado mi tiempo de lectura. No todos impactaron  de la misma manera mis emociones ni mis predilecciones poéticas. Con un criterio selectivo, uno se queda con páginas y no con toda la obra de un poeta. Con aquellas que logran dejar una impronta y un puñado de versos memorables que no siempre coinciden con la celebridad del autor. Se puede incluir en la nómina a: Odiseas Elytis, Roberto Juarroz, Juan Gelman, Hugo Mujica, Vicente Huidobro, Horacio Castillo, Constantino Cavafis, Alejandra Pizarnik, entre otros.

7-En tu vida ¿Siempre has apostado a la poesía?

 

El concepto no sería “apostado”. Si bien la circunstancia de que las palabras se hayan vuelto en algún momento aliadas de mis intentos, mis aproximaciones a lo poético, fue producto del azar, porque no me propuse de manera intencional incursionar por los itinerarios de ese laberinto del que hablo más arriba, todo lo logrado hasta el momento, fue y es producto de un arduo trabajo motivado por los fugaces destellos de la inspiración y los rigurosos mecanismos de la corrección.  

 

 

8.¿Los temas son parte de la magia o de la tiranía?

 

La poesía es una hechicera nata, así que podría decirse que los temas son producto de su magia ancestral.

 

 9.El futuro ¿Será un mundo de libros o de escritos?

 

No hago futurología. Si puedo y quiero expresar mi deseo: un mundo inconmensurable de libros.

 

10-¿En qué período de la literatura te hubiese gustado vivir? ¿Por qué?

 

No me agradan los encasillamientos. Me hubiese gustado ser atemporal y transcurrir por todas las épocas para abrevar  así la experiencia insustituible de compartir la riqueza poética de cada una de ellas.  

 

11)La denominada inspiración ¿Es una musa legendaria? ¿Cómo lo ves?

 

Esa mítica manera de concebirla es a la vez una imagen poética de definirla. Su existencia, en mi caso en particular, es innegable. Más allá de sus orígenes, su mitológica representación no me visita como tal. Esa extraordinaria obsesión que ocupa apenas una astilla de tiempo, en los vencidos calendarios de la vida, es una inquietante sensación que interrumpe la realidad sin aviso previo. Tan huidiza como inesperada.

 

12)¿Sos poeta en estado de indefensión o de gracia?

 

Desde que el hombre se atreve a llamarse a si mismo poeta, ese estado que experimenta al escribir ha sido concebido desde diferentes puntos de vista. Mi experiencia, que dista mucho de las apreciaciones   que la literatura, la historia y la filosofía, entre otras disciplinas, han  expresado a lo largo de los siglos, puede atribuirse sencillamente a un sentimiento apasionado producto de vestir y desnudar a la palabra frente a un espejo de silencio. Una hora luminosa de tu vida poética es… Una o varias horas luminosas de mi vida poética la constituye, primordialmente, la lectura de poesía. Apenas puede considerarse un instante furtivo de luz, a aquel que me perturba     de forma tan esporádica como espontanea, para que instale en lo cotidiano un átomo de asombro.

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