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Lazos

Diciembre se dormía. Caminaba en azul
y dos llaves cruzadas la esperaban.
Cuando el besó sus ojos
y dominó la azada para amarla
estallaron jazmines en el aire.
Era la iniciación que se anunciaba.
Él venía de un país siempre igual
donde los árboles tan sólo conocían un camino
y ella buscaba, antes de marcharse,
alcanzar el umbral desconocido.
Asegurados encumbraron vuelos,
nunca nadie supo llegar tan alto.
Al regresar ya no fueron los mismos.
Lejos la posesión no dejó huellas.
Compartieron el pan, la sal y el agua,
vincularon los dedos. La calandria
les regaló su voz casi a las cinco
y desde el aguacate la paloma
les daba el mejor tono en el arrullo.
El sol ponía astillas en los vidrios
cuando la supo lámpara y buscó la ronda.
Era el amor y llegaba en otoño
envuelto el perfume de un poema.
Supo que era la última y también la primera.
Reconvidados se supieron salvos
y vivieron seis horas singulares.
La paz, desconocida hasta ese instante,
se hizo dueña de casa y entró en ellos.

 

Mudanza

Siempre fue grulla en el ojo del desierto,
“allí donde escribe el hombre
su pentagrama de silencio”
Una noche soñó con el cinco
y la despertó la lluvia.
Envuelta en cintas rasgó la red
y voló al valle a buscar las pisadas
de las musas del agua.
Atrás quedaba el oso.
Alzó las flores amarillas y el pan del camino
y junto al lago, que copió sus muslos,
pulsó la citara y fue mariposa

CERTEZA


Dije que era poeta. Me volví y en mi espalda
rebotaron las risas.
Yo seguí levantando llenas de fe las manos
para tocar estrellas que siempre se negaron.
Trasponía los puentes y en los ojos del agua
busqué las resonancias de infantiles memorias.
Mis bolsillos sembraron monedas de consuelo.
En las siestas calientes me acerqué a las ortigas
y en las uñas del diablo indagué las semillas.
Prendí las mariposas en el cielo del cardo
y vecina del pozo me refresqué las manos.
Altas las azucenas daban luz en la tarde
y entonces recogía caracoles dormidos
y nísperos dorados.
Si olvidé las sandalias fue porque siempre quise
abrazarme a la tierra y sentir el rocío
y tocar las hormigas.
Hoy voy entre los pájaros y busco las abejas
levantando a los grillos para que acunen sueños
y digo: soy poeta.

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