BERISSO EN PALABRAS
creado por Ángela Gentile
Una ciudad que encuentra en la palabra, la eternidad de su historia
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¿Qué altura pisé ahí?
Me pareció petisa mi ciudad
MiParaná emotivo corría embarrancado
a lo largo del centro
y al fin fluyó en su delta de barriada
del cine.
Delante d emis pasos iba el galgo del ansia
y un rostro de mujer me conducía
a una dicha olvidada.
De pronto, boquiabierto, me encontré
ante el presidio.
¿Qué altura pisé ahí
tirado en la humedad bajo la manta
que olía a otras angustias?
Seguro que no fue cuando llenaron
la cárcel de escolares
y, me sacaron adrede, para apagar las risas
y chocar con la triste mirada de mi pibe,
quien me colgó la mustia guirnalda del abrazo
y se alejó humillado.
¿Fue acaso en el banquito
con mi Rosa de un lado y un milico del otro
cuando vi que salía entera de su cara
la lumbre del amor
y por fin divisé
tierra de eternidad?
CICLISTA EXTRAVIADO
Sin gastados pedales de llegar
a vivac del coraje
mi manubrio no acierta,
por ciudades de exilio,
esa calle color bronca de bandoneón
donde pasa el cardumen de cantar
palambrunas del alma.
Quedó sauce llorón sufriendo en la raíz
embates del mar dulce, bajo solazo padre
que saca de mi tronco
hojas desmesuradas
y pone como un moño
-cuando la culpa ahorca-dos cocos amarillos.
MAREA DE ELEGÍA
El aire en la marcha es nuevo para todos.
Tengo aúnla palabra; la ejerceré más alto.
Llegué con los escombros de un cielo sobre el rostro
y escucho crepitar hogueras de fervor,
fuegos poniendo en fuga bestias que me asolaban.
Nada impide que vea pasar incandescencias,
que sienta una península como siento a mi padre,
que vaya a mirara rostros que quiere la ternura
o el azogue de nada que me revela vida.
La marea está alta, acumula en Los Andes
Nilos como el de Cuba con limo para todos.
El corazón es patria soñada, prometida,
del vuelo vagabundo de la sangre del hombre.
Todo obliga a explorar hasta el adios final.
Imar Lamonega