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SIETE HAIKU

1

Pasa la vida.

Aligera la carga

llegó el lucero.

II

Aquí la luna.

Sobre los montes blancos

bailan fantasmas.

III

Sueño y silencio.

Se apagan las estrellas

comienza el día.

INCOGNITA

Busco el brazo que arrojó la simiente.

La voz del Verbo

rasgando la tiniebla del principio.

Aquellas lejanía de faisanes

en la fronda augural del paraíso.

nada nos dijo el trueno

cuando trajo sus leyes en la piedra

nada sobre el porqué de los silencios

el porqué de los llantos

y la espera.

Cada noche dan fe del universo

los astros constelados, las saetas.

Si nos miran, no sienten que vivimos

vigías impasibles

están muertos.

El hombre es sólo el eco de sí mismo

su pregunta

 se quiebra en las estrellas.

Canción

 

Mi pueblo proletario

me crece en la garganta.

Sus calles sin asfalto

inventaron mi voz,

sus guijarros con vida

sus hombres de trabajo,

el mundo de la infancia

que maduraba al sol.

La miro desde el sueño

que inauguró mi esencia:

abordaje a los árboles

cantinela de arroz

caminata fantasma

conquistando planetas

y aquella honda

proscripta

que derribó a un gorrión.

EL regreso del padre

después de la jornada

un mate de ternura

y la charla de dos.

Pueblo

desde el origen frutal

de la memoria

con ese tono agreste

que le diste a mi voz,

enredada en las hojas

del parral de tu patio

te dejo mi canción.

 

Zunilda Ethel Costa

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